Hay tres frases que me hacen siempre recordar y responder a la pregunta ¿por qué hago arquitectura, y por que soy arquitecto?.
La primera viene de Louis Kanh, que dice “una ciudad es un lugar donde un muchacho que pasea por ella puede ver algo que le dirá lo que tiene que hacer su vida entera”; recuerdo que mis Primeros dibujos los empecé a realizar desde muy pequeño; cuando mis padres se mudaron a Barranco, al sur de Lima; para mí fue como estar en el paraíso, Barranco en aquel entonces era un lugar tranquilo, de escala pequeña, humana; gané mi primer concurso de pintura a los 7, pintando el molino de viento de la entrada de la ciudad, no puedo decir directamente que decidí ser arquitecto por que vivo en Barranco, pero si puedo decir que puede haber influido en la decisión que tomé.
La segunda frase viene de Alvar Aalto, que dice: “la arquitectura no puede salvar al mundo pero si puede dar un buen ejemplo de cómo hacerlo”, quizás es mi idealismo, ese soñador que uno lleva adentro el que hace que uno asuma el reto, de aceptar esta misión de hacer arquitectura.
La tercera frase, no viene de un arquitecto precisamente, es una declaración de Saint- Exupery: “soy un constructor de ciudades, he parado la caravana en su camino, solo era una semilla llevada por el viento; pero resisto al viento y entierro la semilla para hacer que crezcan cedros que den Gloria a Dios”; para mí la arquitectura va mas allá de ser una carrera, tiene algo de divino, de crear algo de la nada, de tener visión, de querer crear el paraíso en la tierra como decía Aalto, de tratar de glorificar algo.
Como pueden ver, la arquitectura puede ser más que una carrera, más que un negocio, es algo mucho más elevado, en estas páginas podrán ver mi evolución como arquitecto, desde el 2003 hasta ahora, la mía ha sido una búsqueda de construir los sueños de los demás, de glorificar algo, a alguien, de glorificar a Dios.
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